La sonrisa es tu mejor rasgo.

"Sonríe cuando estés triste, porque más vale una triste sonrisa que la tristeza de no volver a sonreir"

viernes, 10 de junio de 2016

Mientras me hacía un piti en el mar a la luz de la luna me planteaba como empezar esta nueva entrada.
Me esperan ocho horas de viaje hacía lo que dicen será el viaje de mi vida. Yo no apunto tan alto, lo que sí tengo por seguro es que es el inicio de algo nuevo. Bueno, más bien este viaje marca el final de una etapa, el final de la etapa que he compartido con gente maravillosa. Ahora nuestros caminos se separán, caminamos un paso más hacia el futuro, como no, con ilusión, pero también con cierta pena. No es fácil despedirse y saber que ya no te vas a levantar cada mañana con esas caras sonrientes (o no tanto debido a las largas noches de insomnio) pero al fin y al cabo, es saber que ya no vas a tener en pocos metros cuadrados toda esa gente que luchaba por conseguie tu mismo objetivo. Y es que estábamos todos en el mismo barco. 
Me separan ocho horas y unos cuantos kilómetros de la última semana que vamos a levantarnos juntas.
Emprendimos juntos la aventura de bachiller y ahora lo hacemos de una menos dura, el viaje de fin de curso en esa isla idílica a la que vamos a disfrutar y olvidarnos de todo. Un viaje programado hace ya nueve meses y sin seguro de cancelación. Porque el final de la etapa tenía que llegar y ibamos a conseguirlo.
Este último año han cambiado muchas cosas de mi vida y otras tantas se mantienen igual. Pero ahora, solo puedo sentir cierta melancolía al saber que ya no voy a volver a probar esa comida asquerosa, ni a hacer esas largas colas.
Pero así es la vida, te junta y te separa en simples suspiros y yo solo puedo decir gracias. Al fin y al cabo, lo hemos logrado juntos y las victorias siempre saben mejor acompañdos.
Ocho horas y unos cuantos kilómetros de empezar ina nueva vida.

lunes, 4 de abril de 2016

Papás, no quiero ir a la Universidad

Sí, os lo digo a vosotros, los que teníais una hija estudiosa con ilusión que sacaba  buenas notas. 
No quiero ir a la universidad, no quiero hacer una carrera.
No soy vuestro seguro de futuro, soy yo la que tiene que decidir hacia dónde dirigir mi camino, mi vida, que quiero estar haciendo dentro de veinte, treinta o cuarenta años. La cantinela de "haz lo que te guste", "trabaja en algo que te guste y no tendrás que trabajar un solo día" era muy bonita mientras mis proyectos coincidian con lo que vosotros esperabais de mi.
Os encantaba decir que la formación profesional era una salida muy digna, que no todo el mundo servía para hacer una carrera y que aunque en España las FP no estuvieran demasiado bien vistas son una buena opción. Entonces, ¿Qué ha cambiado? ¿Por qué no puedo elegir que mi vida se dirija hacia un grado superior? Usted perdone, que las FP son perfectamente válidas mientras no sea yo quien las elija, para el hijo del vecino os parece perfecto, pero que vergüenza que vuestra hija las curse.
Siento deciros que no quiero pasarme los próximos 10 años de mi vida estudiando, y digo diez no porque tuviera la aspiración de estudiar medicina, nada más lejos de la realidad, porque entre la carrera, el máster y las oposiciones se me iría media vida. 
No quiero eso para mi. Y, lo he intentado. He visita las universidades varias veces, he ido a más facultades en un día que mucha gente en los dos años de bachiller. Pero, ¿qué queréis que os diga? No me convence, pero no me convence nada, no me gusta, no me adapto y no me veo trabajando de eso. Ya lo intenté, con ilusión, esta no me gusta, pues vamos a probar en esta otra. Pero nada, la vida universitaria no está hecha para mi, no cumple mis requisitos, no es lo que yo busco.
Ahora me volveréis a decir "¡No nos avisaste!" A lo que yo responderé "Claro que lo hice" para que me repliquéis con "Como lo repetiste tanto, no te tomamos en serio". Perdonadme, pero a la próxima vez que diga algo completamente en serio me pondré un cartel luminoso que diga "HACEDME CASO QUE VA EN SERIO" así, nos evitamos mal entendidos y todos contentos.

domingo, 28 de febrero de 2016

Carta de despedida


Y me molesta, me molesta que no le des importancia a cosas que para mi son imprescindibles, que solo pienses en tus necesidades y que me recuerdes todo lo que no soy, todo lo que debería de ser y todo lo que te mereces.
Hay cientos de miles mejores que yo hay cientos de miles más bonitas y más listas, que a lo mejor te pueden demostrar mejor que yo que te quieren. Puedo hacerme la tonta, hacer como que no me doy cuenta, que no me molesta que ella haya vuelto a tu vida, tu puedes hacer como si no pasara nada, autoconvencerte de que no la quieres, de que es una más, que yo te seguiré diciendo, te estás enamorando de ella, y enamorando hasta las trancas de ese sentimiento tan fuerte que duele y desgarra el corazón, del que hagas lo que hagas alguien va a salir malpagado y en este caso creo que seré yo. Por no haber sabido comprenderte, por no ser lo que tu necesitas sino ser solo una sombra de lo que solía ser, ser solo una sombra de lo que tú te mereces. Porque ya no tengo ganas de nada, no tengo ganas de seguir luchando, quiero tirarlo todo por la borda, desaparecer porque al fin y al cabo tampoco es tan importante, mi mayor miedo eras tú, quería que fueras feliz a toda costa y ahora que ya se que vas a estar bien cuidado, ahora que no me necesitas es el momento de desaparecer, es el momento, ahora que la función ya está empezada y tú estas centrado en su trama, ahora es el momento de salir poco a poco, suavemente, para que a penas lo notes y para que cuando te des cuenta ya sea demasiado tarde, yo haya desaparecido y me haya ido para no volver, para dejarte espacio, para que no te sientas mal, porque lo único que quiero es que seas feliz, y se que con ella lo vas a ser. Con ella serás feliz, serás el chico risueño de siempre y tu cama tendrá que soportar menos golpes, menos noches en vela dándole vueltas a como podemos solucionar los problemas, lo nuestro ya no tiene solución, nuestro problema tiene nombre propio, el pelo rizado y unos ojos negros que atrapan.
Porque, aunque tú no lo sepas, puedo meterme en tu cabeza y sé que estás enamorado de ella, que suspiras por tenerla entre tus brazos y no dejarla ir jamás.
Ahora bien, yo solo pido una cosa a cambio, una cosa a cambio de desaparecer de tu vida sin dejar rastro: quiero que no me busques, que comprendas que me he ido porque es lo que tu deseas, que no me hace feliz abandonarte y que, aunque tú no lo sepas, yo siempre te seguiré queriendo.  Seguiré buscando tu sonrisa en cualquier bar y, el día que te sientas observado, no te preocupes, seré yo que he vuelto solo para comprobar que todo sigue en sus sitio, que eres feliz y tomé la decisión correcta. Seré tu ángel de la guarda, tu alma protectora, porque se dice que desde allí arribano se puede interactuar con este mundo, pero si que se puede proteger a los que en él habitan.
Ahora me despido, antes de que me arrepienta y de que no tenga el valor de hacerlo.
Solamente te seguiré diciendo, un placer haberte conocido y hasta la vida que viene.