Puede que él se vaya con otra. Puede. Y lo acepto. Una más que añadir a su lista. Una más. Colecciona besos como quien colecciona cromos. Es como un niño. Le gusta más divertirse con sus amigos que a un niño un caramelo, a veces se pasa, el alcohol no es bueno, pero le ayuda a seguir adelante y a espantar malos recuerdos. La noche es suya, confía en sí mismo. Se encapricha de unas caderas, una sonrisa y unos ojos. Sonríe. Sabe que puede con quien se le ponga delante. Se acerca, te sonríe, te mira, te hace sentir especial, te consigue. Él tiene la sonrisa más bonita de la faz de la tierra y sabe como utilizarla. No sabe que es el amor pero habla de él. Habla por hablar. Promete cosas que no va a cumplir. Ilusiona para después desaparecer. No le llena lo que hace pero no sabe vivir de otra manera. Juega. Hasta que llegue el momento. Hasta que se encaprichen con él. Hasta qué llegue esa chica por la que movería mar y montañas. La historia acabaría en que ella va de flor en flor y él tiene que probar por lo que han pasado tantas chicas en sus brazos. Pero no será así. Es un chico con suerte. Una estrella lo protege. Encontrará a la chica que tanto desea, se enamorará y ella tendrá un corazón de oro. Aceptará su pasado y descubrirá que con ella finaliza la lista. Será la última y más especial. El beso que finaliza la colección. Vivirán felices, muy felices, pero comer perdices son solo cosa de princesas.
Estoy viva desde el 98, o eso me han contado. La vida nunca ha sido fácil ni alegre, pero ahora todo eso ya da igual, lo importante es sonreír, ponerle buena cara a los problemas y disfrutar. Una vez alguien me dijo: "Vive a tu manera, pero no dejes nunca de sonreír", esta frase la he hecho mía. Pedaleando hacia adelante, el pasado solo es eso; pasado. Si quieres un futuro mejor ves hacia él y gánatelo.
Páginas
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario